Era como fuego
trepando por sus venas, enroscándose en zarcillos al rojo vivo que hacían
contraerse sus músculos.
Fiebre.
Las luces
parpadeantes del cuadro de mandos informaban de la fuga en una de las cápsulas
del laboratorio de a bordo. Un aviso tardío en innecesario. Una tos sacudió al
capitán, que cerró los ojos con cansancio. A ciegas apagó los monitores;
conocía el destino de su tripulación sin necesidad de verlo.
—Bitácora —dijo
con esfuerzo. El sistema de grabación se conectó—. Capitán Arexen, cuadrigentésimo
tercer día de la expedición.
Entreabrió los
ojos. A lo lejos, entre el mar de estrellas, se difuminaba el cinturón de
asteroides que rodeaba el sistema solar de Kandria.
—La muestra 4-Rtn-32
recogida en la corteza del planetoide Ruthian contenía microorganismos nunca antes
vistos. —Un nuevo espasmo lo obligó a interrumpirse. Apretó los puños y se
obligó a dominar la respiración—. Las… Estas nuevas formas de vida son capaces
de asimilar materiales inorgánicos, inutilizando los sistemas de contención.
Parece mostrar… preferencia por el hierro.
Se miró el corte
diminuto, absurdo, en la yema del dedo. Una puerta de entrada ínfima pero
suficiente a su torrente sanguíneo para la infame Maldición de Kandria.
—Ante la
imposibilidad de llevar a cabo una investigación con seguridad, la única medida
viable es evitar el contacto. Recomiendo el esta… establecimiento de una
cuarentena alrededor de todo el… sistema. Fin de la entrada. —Tomó una última
bocanada dolorosa y con regusto metálico—. Ordenador. Iniciar la transmisión de
los archivos al centro de origen.
La voz metálica
de la nave confirmó sus órdenes.
Arexen se
arrellanó en el asiento. Tantas naves perdidas en aquel lugar dejado de la mano
de la civilización… y él había sido otro loco más siguiendo su estela. Otro
caído en busca de la gloria.
Un pitido anunció
el fin de la transmisión. Poco después la nave se sumió en la quietud apenas
rota por su respiración entrecortada. No le quedaba mucho tiempo, pero su voz
le sobreviviría. Era un pequeño consuelo. Una victoria.
Porque entre
tanta oscuridad, bajo el arrullo silencioso de las estrellas, habían encontrado
respuestas.
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